Para conocer un país, hay que conocer a su gente

La primera semana dio para mucho, pero al fin y al cabo fue sobre todo de ir tomando contacto con el barrio, buscando las primeras cosas para el piso, decorar la habitación, acostumbrarse a la ciudad, a la altura, al clima, ir haciendo caminos y trayectos nuevos. Ir descubriendo cosas nuevas que poco a poco se irán convirtiendo en mi “día a día”.

Esta segunda semana, una vez instalada, comienza otra nueva etapa: la de conocer. Conocer la ciudad, el país, en definitiva, su gente. Comienzas a descubrir nuevas palabras, nuevos platos, nuevas bebidas y nuevas costumbres.

Durante mi segunda semana, he hecho un pequeño “tour de centros comerciales”. Pensaba que iba a hacer más calor (que no es que no lo haga) del que hace… traje muy poca ropa por si hacía algo de frío y por las noches la verdad es que refresca. El caso es que he ido en busca de la “gabardina que abrigue un poco pero que sea fina y me sirva para cuando refresca y si hago algún viaje a algún sitio con más frío”… sí, ese tipo de cosas que sólo existen en tu cabeza y cuando vas a las tiendas, nunca encuentras. En mi periplo de centros comerciales (tres en una semana, no está mal), como era de esperar, han ido cayendo algunas cosillas que no eran la prevista… hasta que por fin la encontré.

En una de estas visitas a las rebajas mexicanas, entré en Oysho y nada más cruzar el umbral de la tienda se acercó una dependienta y me dijo: “Buenas tardes señorita, le informo de que tenemos todos los artículos de nueva temporada a 6 meses sin intereses”. WHAT?! Mi cara de estupefacción debió ser tal, que una segunda dependienta se acercó y me lo repitió. “¿Cuántas bragas tengo que comprar para tener que pagarlas a plazos?”... pregunta que rondó mi cabeza durante un rato. Es muy común en México el vivir más “al día” de lo que podemos estar habituados en Europa, costumbre importada de su vecino al norte. Además de pagar a plazos una casa o un coche; un viaje de fin de semana o una tarde de compras también pueden ser caprichos a adquirir de forma fraccionada. 

Siguiendo con la inmersión en la cultura mexicana, el sábado fuimos a dar un paseo por el centro, “el Zócalo”. La imponente bandera del país se adueña de tu atención, situada en el centro de la plaza. Lo siguiente que puedes ver es la Catedral Metropolitana, al entrar se percibe que todo su suelo no está a la misma altura, “la ciudad de México se hunde”, en muchos de los edificios de la capital mexicana se pueden hallar evidencias de que año tras año van inclinándose. Esto se debe a que la ciudad está erigida sobre el lago de Texcoco y la Cuenca de México y año tras año se hunde unos centímetros. 

Tras la pequeña dosis de turismo, el paseó culminó con una gran comilona en “La Ópera”, decoración exquisita y con leyenda incluida, se cuenta que por allí pasó Pancho Villa y disparó al techo del lugar. Para facilitar la digestión, y siguiendo con un riguroso conocimiento de toda costumbre mexicana, tomamos un buen tequila (con sangrita). 

Andamos hasta llegar al impresionante Palacio de Bellas Artes, en el camino nos cruzamos con un joven y su “harmonipán”, una tienda que te recuerda a una amiga y a su país… mercadito de libros y pósters… Vuelta a casa y tiempo para la siesta y preparación para nuestra primera fiesta “pure mexican style”. 

Un amigo mexicano nos invitó a su graduación y, de lo más elegantes, allí que nos fuimos. Mucho baile, amigos, vino, tequila, familia, diplomas, tequila, brindis, rancheras de mariachis profesionales y de mariachis espontáneos… y que no falte el tequila.

De nuevo comienza la semana pero la que viene será más corta. El día 5 de febrero es festivo en México, se conmemora la  Promulgación de la Constitución… se pasa al lunes,  tenemos puente y… ¡¡toca Acapulco!!!

To get to know a country, you must have direct contact with the earth. It’s futile to gaze at the world through a car window