21 de noviembre. 17.01 horas en México, 00.01 horas en España. Mi
cumpleaños ha comenzado.
En el Facebook salta una
notificación, he sido etiquetada en una foto junto a cinco personas más... ¿qué
será? Hecha ya (tras casi un año sería estúpido lo contrario) al horario
mexicano, todavía no espero nada relacionado con mi cumpleaños… el que llevo esperando,
como siempre, con ilusión desde hace ya unos cuantos días.
Mis amigas, de ese maravilloso
piso en el que tantas historias vivimos juntas en Madrid, me han regalado un
salto en parapente!! Éramos seis chicas, la calle de ese hogar en la capital se
llamaba Flor Baja y ellas, por muy lejos
que estemos unas de las otras, no podían faltar en esta fecha tan importante
para mí. Lo sé, ya son 27 años y parece un poco tontería que me siga
ilusionando tanto con un día, con una fecha… ese 22 de noviembre que tanto me
encanta. Pero es así, es mi cumple y me encanta, no lo puedo evitar.
Sigamos… acabo de recibir mi
primer regalo y las felicitaciones (desde el otro lado del charco) comienzan a
llegar. Soy una afortunada y mi cumpleaños, este año, va a durar 31 horas. Otra
de las tantas ventajas de vivir en México ;-). No olvidemos que todavía es
jueves 21 de noviembre… termino el trabajo, algunos recados, a casa y la noche
ya ha caído. Una cenita muy normalita, los cuatro de la casa y con un “hasta
mañana” casi creo que ese día se puede dar por terminado. Tirada en la cama
viendo una serie y a punto de caer en un plácido sueño… ¡¡¡¡FELICIDADES!!!!
22 de noviembre. 00,01 horas –esta vez- en México. Héctor, Sara y ¡Marina! (¿de dónde sale a esas horas en casa?) irrumpen en la habitación con globos de colores, copas y una botella de champán! En pijama y con cara de susto, salto de la cama y comienzo a abrazar a todo el mundo. Unos trocitos de tarta en el salón y de repente… “Lucía, vístete que nos vamos”… “¿Qué nos vamos? ¿A dónde?” “No preguntes, vístete y nos vamos”. Empiezo a preguntar… me preocupo por la “etiqueta” del misterioso lugar al que vamos… “¿Pero me tengo que arreglar? Ya estoy desmaquillada y con cara de sobada…”. Da igual, es mi cumpleaños y estoy en México!!!
22 de noviembre. 00,35 horas. Marina y Javi me meten en un taxi y
me tapan los ojos con un antifaz. “¿Tienes miedo a las alturas?”, “Habrás
cogido tu pasaporte, ¿no?” WHAT¿?¿?¿ Cada vez ando más perdida… pero me
encantan las sorpresas así que, allá vamos. En un primer momento se preocupan
por si por los giros y el camino que toma el taxi me pueden indicar a dónde nos
dirigimos… Pero ellos dos mismos se ríen y dan por hecho que –dado mi
particular sentido de la orientación (con ojos al descubierto)- eso es
TOTALMENTE IMPOSIBLE.
22 de noviembre. 00,50 horas. Bajamos del taxi, comienzo a andar un poco desorientada y, por fin, me quitan el antifaz. ¡Estamos en la plaza de Garibaldi! Lugar por excelencia de mariachis y rancheras… “Las Mañanitas” –la canción que aquí suena en los cumpleaños- comienza a sonar y un grupo de mariachis me rodean. Tras esa ranchera, seguirán otras más. Oficialmente, “mis 27 años a la mexicana” han comenzado. No hay ranchera sin tequila, ni tequila sin otro que le acompañe. Así que con sangrita y unos limoncitos, varios tequilas calientan nuestras gargantas.
Soy una persona que, desde
siempre, ha experimentado una especial satisfacción y disfrute en la “maquinación”
(como yo siempre digo), preparación e ideación de todo tipo de sorpresas para
la gente que más quiero. Pues ese día me tocaba a mí. Y he de decir que también
me encanta recibirlas y ese día ¡llegaron una tras otra!
22 de noviembre. 07,30 horas. Amanezco de nuevo y una sonrisa se
dibuja de lado a lado de mi rostro. En mi habitación encuentro un precioso ramo de flores. Javi me da el
primero (perdón, segundo) de mis regalos. Un bolso que a día de hoy parece una
extensión de mi cuerpo, ¡no me lo he quitado de encima! Pero las sorpresas
siguen, me dirijo al baño y hay un ramo de rosas rojas y una notita pegada al
espejo. La letra es de Sara, lo que ponía me lo reservo para mí y el final de la nota era el inicio de un
pequeño juego para terminar de abrir los ojos… “¿No querías regalos? Pues sigue
las pistas”. Una de las pistas se me resistió más que el resto y sudé lo mío
para encontrarla, pero finalmente mi lista de regalos seguía creciendo.
22 de noviembre. 15,15 horas. Sí, es mi cumpleaños, todos muy felices... pero toca ir a trabajar. Soy una suertuda y los viernes salgo a las 3 de la
tarde así que el día pasa volando. Nadie tiene mi misma suerte, así que los viernes, por norma general, suelo comer
sola. Pero ese día no. Marina se encarga de que tenga la mejor de las
compañías y una pizza de pera y queso -brutalmente buena- completa nuestra mesa.
22 de noviembre. 18,30 horas. Comienza a llover a cántaros. ¿¡Pero
la época de lluvias no terminaba en septiembre? ¿octubre? ¿principios de
noviembre? No!! Hoy no puede llover… Por la noche he quedado con el resto de
amigos en un antro para seguir de celebración. Ya he avisado a la gente de que
se trata de una fiesta de sombreros y todos deben llevar algo en la cabeza. Me
temo lo peor… Pero la lluvia para. “The show must go on…”
22 de noviembre. 21,20
horas. El
taxi está pedido, todos arreglados para irnos de casa. “¿Lleváis todos vuestro
sombrero?” Salgo de mi cuarto y veo que una cámara me graba… “Lucía, ven,
siéntate aquí, que todavía no han terminado las sorpresas”. Os juro que no imaginaba
lo que podía encontrarme. Sé de sobras que mi amiga Rocío también es de mi club
de “nos encanta dar sorpresas”, además de ser socia VIP del equipo de “muero
por montar un vídeo”… pero me pilló totalmente desprevenida. Comenzó la música
y las canciones se fueron sucediendo, igual que el desfile de personas
importantes en mi vida que fueron pasando por esa pantalla.
Mis padres, mis abuelos, mi
hermano y Ali, Olalla y Parada, Marta, Miren y Lucía, Cris y su mami!, Paquito, “la Roci”, Carmencita, Elena,
Mary, Pemo, Tati, Nere, Carol, Aysha y Silvia, Elena Cuba (siempre irás ligada
a esa isla ;-), Irene, Mire, Raquel e Irene, Martita, Héctor y Sara, Javi. Y a todos
aquellos que sé que no pudisteis llegar a tiempo para el vídeo. GRACIAS GRACIAS GRACIAS. Me hicisteis
sentir la persona más querida y afortunada del mundo. Reí, lloré, volví a reír
y aluciné con veros a todos mirándome a los ojos. Teneros ahí fue el mejor regalo
de todos.
22 de noviembre. 21,40 horas. Nos subimos a ese taxi, cenamos algo
rápido y nos dirigimos al garito. La gente fue llegando poco a poco y la noche
se fue calentando. Los choques de sombreros y la barra libre de tequila
(parecía que los vasos se reproducían entre ellos) también ayudaron. Bailes,
risas, más regalos –de los que todavía tengo mucho que descubrir- y amigos. Así
di por finalizado el cumpleaños con más horas de mi vida. Y mi primer (pero no
último) cumpleaños en México.
22 de noviembre termina. Mis 27 comienzan. Mi cumpleaños siempre ha sido un
día especial para mí. Quizás es porque desde los 18 no los cumplo en casa y
parece que estoy lejos de los míos. Pero, cada año que pasa y aunque parece que
me voy alejando más y más, los siento todavía más cerca.
"No se trata de añadir años a la vida, sino de dar vida a los años"
Muy bonito....te deseo que todos los anos los celebres con esa sonrisa. un besote desde rott
ResponderEliminarPeazos 27 a la mexicana!!
ResponderEliminarMe encanta, y solo el comieno de los 27
EliminarCreo que sin duda el mejor de tus relatos y me alegra saber que tuviste el.cumpleaños que te merecias!!Martita Ita Ita
ResponderEliminarMi regalin te lo daré en casa estas navidades! me alegro que lo pasaras tan bien!
ResponderEliminar