Los post se están espaciando un
poco… pero eso tiene un motivo. La vida mexicana se nos ajetrea más y más y los
planes no paran de surgir… al final sacar tiempo para el post se va haciendo un
poco más difícil y eso ralentiza el tema… pero así hay más que contar y mucho
más sobre lo que reflexionar…
Durante
estas dos semanas hemos ido conociendo nuevos sitios, repitiendo en algunos ya
conocidos (aunque cada visita en un lugar, es siempre distinta a la anterior) y
conociendo cada día un poquito más de México y de su adorada gente, esos
maravillosos seres: los mexicanos. “Ahorita” les sigo contando…
En estas semanas, en algunas reuniones de trabajo, en la calle,
en el metro, en cualquier esquina de la ciudad… me voy fijando y me llama la
atención lo mucho que se arreglan las mujeres aquí. Ya sea para salir de
fiesta, para ir al trabajo, a cenar, de compras o al aeropuerto a coger un avión.
Tacones de vértigo nunca faltarán en el atuendo de una mujer mexicana.
Maquilladas hasta el extremo, incluso en el gimnasio observas que el rímel o la
raya del ojo son indispensables para casi todas las féminas del país. Ellas son “mujeres a la mexicana”.
Ropa ajustada, mini faldas,
taconazos… cuando salimos por la noche o vamos a cenar a algún sitio el fin de
semana, me paro a pensar unos segundos… y me doy cuenta de lo diferente que era
el panorama por estas mismas fechas hace un año. Yo misma tenía que pensar un
rato frente al armario en mi casita de Ammán, para decidir –en función del
barrio al que íbamos, si iba en taxi, si iba sola y en base a una serie de
factores- cuál sería el modelito del día. Cuando aquí voy por cualquier sitio
en pantalón corto, sandalias o un vestido corto, una sonrisita hacia dentro y un
“gracias” se dibujan en mi boca.
Pero cuando mi asombro llega a
límites insospechados es cuando en el metro observo a muchas mujeres, a primera
hora de la mañana, dándose los últimos retoques de maquillaje (eso no es lo que
me sorprende, porque es algo que también puedes observar cualquier mañana en un
abarrotado vagón del metro de Madrid) y una de ellas se riza las pestañas con
la ayuda de una… ¡cuchara!. Sí, han oído bien, una cuchara. Recé para mí que el
tren no frenara en seco porque el desastre –ocular-podría ser mayúsculo. Pero como
mi jefe me explicó, al ver mi cara de estupefacción máxima, “aquí lo hacen
todas las mujeres, es muy habitual”. No creo que tuviera problemas con el
frenazo, lo hace a diario y está más que acostumbrada. ;-) Nunca dejas de
aprender o ver cosas nuevas.
Además de percatarme y
reflexionar sobre las evidentes y marcadas diferencias entre el género femenino
(entre mi anterior país de residencia y México), voy descubriendo que aquí todo
se hace… se hace “a la mexicana”. Me explico…
“Parques de atracciones a la mexicana”. Hicimos
un intento de disfrutar del principal parque de atracciones de DF, perteneciente
a la famosa cadena de parques SIX FLAGS. Día soleado, deportivas, ropa cómoda, muchas ganas de altura, loopings y adrenalina. Todo iba sobre ruedas…hasta
que mientras hacíamos la fila para “Superman”, la principal atracción del lugar…
¡se va la luz! Sí… la luz, pero no la luz de un lugar en concreto, no. La luz
de absolutamente todo el parque, atracciones paradas, restaurantes y tiendas entre tinieblas. Increíble pero cierto. Era la primera vez que pasaba algo así en el
lugar y, sí, nos tuvo que tocar a nosotros… Finalmente nos dedicamos a gastar
los pesos que llevábamos en los típicos juegos a los que casi nadie hace caso
en un parque de atracciones: encesta y te llevas un peluche, chuta a un balón
de fútbol y tira unos bolos… etc etc etc. Conclusión, volvimos a casa con un peluche de un mono y mi única foto del lugar:
con un tal Batman que pasaba por ahí…
Cuando sales de fiesta por DF
te puedes encontrar –literalmente- cualquier cosa. En una de nuestra salidas, haciendo
gala de nuestro afán por conocer nuevos sitios y siguiendo las recomendaciones
de “lugares que no te puedes perder”… en busca de la "fiesta a la mexicana" nos dirigimos a PATRICK MILLER, en el barrio de la Roma. Describir este lugar me
resulta, cuando menos, difícil y trabajoso. Se trata de un antro oscuro, en el
que sólo sirven cerveza, la gente se agrupa en corros que rodean a una pareja
que exhibe sus mejores pasos de baile a modo de “dance fight”. Todo esto
aderezado con música dance a lo “Coche fantástico” y una vestimenta de lo más
peculiar, como si echáramos la vista atrás varios pares de décadas. La edad
media no era la que encontraríamos en un antro de moda defeño, sino maduritos y maduritas relevándose en los
diferentes círculos y bailando una suerte de aspavientos de piernas y brazos,
todo vale, todo está permitido. Todo, menos permanecer parado dentro de uno de
los círculos. La típica expresión que en muchas ocasiones decimos o escuchamos
al referirnos a un tipo de gente un tanto atípica o especial: “lo mejorcito de
cada casa” es el nombre que iría como anillo al dedo a este lugar…
El fin de semana nos encanta,
lo esperamos como “agua de mayo” y lo disfrutamos como “si no hubiera mañana”.
Además de probar nuevos antros y seguir conociendo la fiesta mexicana, nunca
faltan los paseítos. Por nuestro barrio, por Coyoacán, por San Ángel (un nuevo
descubrimiento en fotos)… En cada calle, cada parque, cada rincón, cada
mercadito, cada puesto y cada mexican@ con el que nos cruzamos, identificamos
cada día más la “esencia de México”. Esos “paseos
a la mexicana” forman también parte de nuestros días, nuestra semanas y de
nuestra vida mexicana.
Las semanas llegan a su fin y,
tras una visita al tianguis –con la correspondiente prueba de todo tipo de
frutas que te van ofreciendo a tu paso por los puestos- y aprovisionamiento para
llenar la nevera… los domingos de comilona en casa ya suelen ser una tradición. Nos encanta ir probando todo tipo de comida... somos muy fan de lo asiático, probamos lo cubano... pero en nuestro hogar: cuando no es fideua, es rancho, arroz con verduritas o lo que sea… pero siempre
en una gran paellera que tomamos prestada y nos resistimos a devolver. Suele
tratarse de comida casera, con algo de vinito, un aperitivo previo y su posterior
sobremesa. Todo muy español, pero para nosotros, ya son “nuestros domingos a la mexicana”.
El tiempo. El tiempo es una
idea que en México no es exactamente igual a la que nosotros podemos tener, con
la que venimos de Europa o a la que solemos estar acostumbrados. El ritmo
latino, al “ahorita” y el “luego luego” (que, curiosamente, significa YA) son expresiones
que ya nos son familiares y a las que te vas acostumbrando. A lo que yo no sé
si terminaré de acostumbrarme es a la concepción temporal por la que se rigen
aquí. “El tiempo a la mexicana”. Ese
“ahorita”, que es el mejor comodín que alguien pudo inventar, les sirve para
decirte que “en cualquier momento puede suceder lo que tú preguntas, ya sea en
cinco minutos o dos horas”. La ocasión en la que más exagerada me pareció esta
concepción mexicana del tiempo es cuando en una reunión de trabajo nos tuvieron
esperando en una salita (muy bien acondicionada y perfectamente dispuesta con
cómodos sofás, dado que todos se conocen y saben lo que toca, ESPERAR) cerca de
dos horas y cuando íbamos preguntando a la secretaria “¿esto qué es? Cuándo nos
va a atender su jefe?”, iba retrasando y retrasando el recibimiento hasta que
finalmente nos dijo que “se había hecho muy tarde y que tocaba "re-agendar" la
junta (así es como llaman aquí a las reuniones)”. Así que, tal y como vinimos,
nos fuimos. Cosas que pasan…
Otra concepto que varía mucho
con respecto a lo que estamos acostumbrados es el del espacio y el movimiento. “Temblores a la mexicana”. Hace unas
cuantas entradas, comenté mi experiencia con el primer temblor en México. Fue
poquita cosa y yo, ingenua de mí, casi ni me enteré. Pero no sabía lo que me
esperaba, hace una semana aproximadamente se produjo un sismo de 5.9. Temblaba la
casa, los cimientos, sentías cómo te movías sobre el suelo. Es una sensación
muy extraña. No sabes muy bien cómo reaccionar. “¡Debajo del marco de la puerta!”
(hasta que nos damos cuenta de que nuestras puertas no tienen marco), “Si sigue
unos segundos más, bajamos a la calle”. ¡Se mueven las cortinas, las plantas,
los espejos que cuelgan de la pared! Este sí que fue fuerte y me di cuenta,
claro que me di cuenta!! Fue un domingo, de repente, inesperadamente… y una
historia más para contar.
Entre temblores y reuniones,
pasan las semanas y vamos conociendo y disfrutando cada vez más del “ocio a la mexicana”. DF es una ciudad
gigante y la oferta de ocio sobre la que puedes elegir es brutal. De todo tipo,
cualquier día, para todos los gustos. Esta semana pasada ha sido muy variada en
cuanto a lo musical. He asistido a tres conciertos, muy diferentes entre sí,
pero disfruté como una enana en los tres. Def con Dos con Javi, recordando el
conciertazo durante una semana gracias a un magnífico dolor de gemelos,
directamente proporcional a la cantidad (y altura) de los saltos que dimos en
el evento. Jesse & Joy con Héctor y Sara, conociendo desde dentro el Auditorio
Nacional, con el vello de todo el cuerpo de punta y con la lagrimilla “a
puntito”. Y, por último, Jorge Drexler con mi gran amiga Marina. Para mí, gran
descubrimiento de un artista que casi no conocía y me impresionó, por su voz,
su directo y su cercanía con el público.
Como colofón de estas últimas
semanas, hoy domingo teníamos una cita, el Reto
Vikingo nos esperaba. Se trata de una carrera, campo a través, entre
montañas. Tenías que correr, superando diferentes pruebas y obstáculos: saltos,
cuerdas, ríos, piedras, cuestas arriba, cuestas abajo. Hemos terminado un poco
embarrados, yo particularmente empapada hasta el cuello, con unos cuantos rasguños y marcas y un poco cansados... Pero ha merecido la pena, una manera diferente de pasar un domingo más en
México. (Espero tener más fotos del Reto, para próximos posts, ¡no tienen desperdicio!).
Mañana comienza
la semana pero sé que ésta se pasará muy rápido. El miércoles es festivo y no
trabajamos (un pequeño respiro) y además… ha comenzado mi particular cuenta
atrás porque el próximo sábado, llega una visita muuuuy especial. Pero no
cuento más, eso para el próximo post!
"Lo
ideal es disfrutar el camino y no sólo añorar el destino"
Lo del Patrick Miller no es de otro planeta... es de otro universo!!!!! Muy hardcoreeee!!
ResponderEliminarEstos post van mejorando pero que mucho mucho.
ResponderEliminarAhora vemos que haceis algo mas que ir "de antros"
Claro que el Patric Miller debe estar bastante entretenido. Quiero verlo aunque yo creo que no me meteré en ningún corro.
jajr
Lucia no intentes lo de la cuchara.... y papa a ti te llevaremos a DEF CON DOS!
ResponderEliminarEstas cada día más mexicanita y lo de la cuchara me parece genial. Tienes que aprender como se hace. Y cuando vengas lo promocionas.
EliminarDespués de unas semanas de desconexión se agradece tanto volver a las buenas costumbres...sigue regalándonos tus experencias!!!
ResponderEliminarMarta
Ya no pasa nada por Mexico?
ResponderEliminarEstamos ansiosos por ver mas cosas de ese pais?
A qué se debe este parón?
Por favor sigue escribiendo
jajr
Nos vas a enseñar por fin cómo se hace lo de la cuchara?
ResponderEliminar